El recuerdo y el alma no mueren, sólo muere quien es olvidado

- SOCIEDAD

El recuerdo y el alma no mueren, sólo muere quien es olvidado
El recuerdo y el alma no mueren, sólo muere quien es olvidado

Tener que dar un adiós a un amigo o a una amiga, es algo para lo que nadie nos prepara. Es como perder la mitad de uno mismo y quedar huérfano. Es el momento en el que avanzamos a tientas, sabiendo que no van a haber más llamadas, ni bromas, ni chismes que comentar.

Los sábados cuando no iban a pescar, el taller de José Carmona se convertía en testigo privilegiado de 'la juntada', porque ese siempre fue el lugar predilecto para las desopilantes tertulias que compartían con frecuencia. Siempre, el ‘cable a tierra’ más efectivo para ellos, fue ese encuentro entre amigos donde Paco sobresalía con sus chistosas ocurrencias. El mejor momento del día era compartir ese asado, guitarrear, festejar cumpleaños de alguno de los muchachos y también por qué no, desahogar entre risas y lágrimas alguna situación personal.

José Carmona es uno de los principales responsables de esa fraternal unión, y que este grupo de amigos fue vigorizando con el correr de los años. José recuerda que Paco siempre le decía con absoluta honestidad, que de ese grupo de amigos solo él lo había cargado en sus brazos cuando nació.

También participaban de esos inolvidables y gratos encuentros: Juan Cuellar, Matías Montenegro, Luis Trujillo, Hernán Caldera, Daniel Cuello, El viejo Díaz, José María Aguirre, Marcelo Paz, Daniel Cuello, Cristian Cuellar, Daniel Asencio y Yiyilo Frías, entre otros.

LA SOLIDARIDAD DE PACO Y SUS AMIGOS

Este grupo de pescadores creó una Fundación sin fines de lucro denominada LOS BAGRES CHICOS, con el propósito de organizar actividades para ayudar a Instituciones Públicas o a personas que más lo necesiten. Sobre esta experiencia José Carmona rememoró: “desde la Fundación realizamos 4 o 5 movidas por año para colaborar con instituciones y personas carentes de recursos económicos pero recuerdo una en particular. Durante muchos años Paco nos acompañó al Bermejo. En una de esas idas, decidimos apadrinar a una escuela del paraje Aguas Muertas, ubicada en Rivadavia Banda Sur. Para esa institución educativa llevábamos muchas donaciones y compartimos toda una jornada con ellos. Cantamos, jugamos con los niños y hasta Paco se dio el gusto de brindar una linda charla a los alumnos, contándoles sobre el orgullo de haber servido a la patria en la Guerra de Malvinas. También planteamos la iniciativa de la construcción de un puente, para que los chicos puedan ir a la escuela atravesando el río Teuco de una banda hacia otra. Esto pudo realizarse gracias al apoyo del diputado Marcelo Paz, del intendente y de varios colaboradores de Joaquín V. González”.

La faceta paternal quedó plasmada en el relato de José cuando nos comentó: “A nosotros él nos representaba. Era un compañero muy importante en la barra porque nos cuidaba. Siempre se quedaba de noche, y hasta a veces ni dormía. Cuando acampábamos cerca del río, se quedaba a compartir con alguno de la barra para cuidarnos toda la noche”, concluyó.

Sabemos que cada uno de nosotros, no somos más que breves pasajeros en este mundo caprichoso, maravilloso pero también, terriblemente cruel. Por eso es importante aprender a valorar a tiempo lo que tenemos, aunque no sea la muerte quien mate a las almas, ya que nadie muere por ser enterrado. No se puede separar lo que se ata en el corazón. No se puede matar un sentimiento.

Para terminar dejo estas líneas de un poema anónimo, dedicándoselas al querido Paco Chávez.

El recuerdo y el alma no mueren, sólo muere quien es olvidado. Si has amado con toda tu alma, si has sembrado el camino de huellas o has escrito una historia sagrada. Si has inscripto una historia de vida, si has dejado en los rostros sonrisas, no te importe partir algún día. Sólo teme la muerte si tu alma, se olvidó de vivir cada día, si ha dejado de amar y soñar y se fue sin saber qué quería. Sólo teme la muerte si llegas hasta el fin con tus manos vacías, si no has dado de vos lo más noble sin saber el por qué de esta vida. Si tu vida ha valido la pena quedará tu recuerdo grabado, para siempre y por siempre en las mentes, de los hombres a quien tú has amado. No es la muerte quien mata las almas sólo muere quien es olvidado.

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