El periodismo como bien común

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El periodismo como bien común
El periodismo como bien común

En medio de situaciones extremas como la pandemia de COVID-19 ocurrida hace pocos años atrás, los medios de comunicación independientes y fiables demostraron ser un bien común que puede salvar vidas.

Tanto las audiencias como los ingresos siguen trasladándose a Internet, lo que pone en grave peligro los modelos de negocio tradicionales de los medios de comunicación.

En medio de la pandemia de COVID-19, los medios de comunicación independientes y fiables demostraron ser un bien común que puede salvar vidas. Pero estos se encuentran bajo una amenaza económica sistémica y necesitan apoyo.

Al igual que otros bienes comunes, el periodismo desempeña un papel crucial para promover un espacio cívico que goce de buena salud.

Proporciona a los ciudadanos información fidedigna y basada en hechos, al tiempo que actúa como observador independiente y planificador de la agenda.

Pero para que el periodismo funcione como bien común debe ejercerse en unas condiciones que permitan generar noticias y análisis de gran calidad, independientes y fiables.

En una economía de la atención cada vez más superpoblada, los modelos de negocio tradicionales en los que se basa la sostenibilidad de los medios de comunicación están en crisis.

En todo el mundo, las ventas de periódicos siguen cayendo y los medios de comunicación luchan por conseguir esos «clics» que suponen ingresos publicitarios.

Muchos ven aún más reducido su espacio por la proliferación de nuevas voces en la red y por los algoritmos de los intermediarios digitales.

El ecosistema digital ha desencadenado una avalancha de contenidos competidores y ha convertido a las grandes empresas de Internet en los nuevos guardianes.

Los usuarios de las redes sociales casi se duplicaron, pasando de 2.300 millones en 2016 a 4.200 millones en 2021. Esto ha permitido un mayor acceso a los contenidos y más voces, aunque no necesariamente aquellas con un contenido periodístico de valor añadido distintivo.

Al mismo tiempo, los ingresos publicitarios se han desplazado rápidamente de los medios de comunicación a las empresas de Internet.

Dos empresas, Google y Meta, reciben ahora aproximadamente la mitad de todo el gasto global en publicidad digital. Esto ha dado lugar a «desiertos de noticias», ya que audiencias de todo el mundo buscan fuentes de noticias locales fidedignas.

Cuando las comunidades pierden sus fuentes informativas locales, la participación cívica se resiente.
Se necesitan urgentemente nuevas políticas y medidas para garantizar que el periodismo pueda seguir funcionando como bien común. Entre ellas se encuentran:

- una financiación pública para medios de comunicación de confianza,

- un mayor apoyo a los medios que verdaderamente realizan un servicio público, y

- intensificación de la ayuda de los donantes y de las inversiones filantrópicas en la producción de noticias.

Los periodistas y sus aliados siguen experimentando con ideas, técnicas y modelos operativos innovadores para mantener la independencia de las noticias.

No hay un único modelo o solución que sea suficiente en todos los contextos.

Los gobiernos, la sociedad civil y el sector privado deben actuar rápidamente para impulsar un periodismo fidedigno y crear un entorno más propicio para la viabilidad de los medios de comunicación. Al mismo tiempo, deben respetar las normas de independencia editorial y libertad de expresión.

Sin ello, no será posible garantizar (y mucho menos ampliar) la oferta de un periodismo libre, independiente y plural como bien común.

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