El cáncer silencioso que se disfraza de dolor de espalda

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El cáncer silencioso que se disfraza de dolor de espalda
El cáncer silencioso que se disfraza de dolor de espalda

El dolor de espalda es una de las molestias más comunes que afectan a millones de personas. Generalmente asociado a malas posturas, estrés o lesiones musculares, este síntoma rara vez se vincula con enfermedades graves. Sin embargo, existe un tipo de cáncer que se presenta de manera similar y que, si no se detecta a tiempo, puede ser fatal: el glioma difuso de línea media.


¿Por qué el dolor de espalda puede ser un síntoma de cáncer?

El glioma difuso se origina en células del sistema nervioso central y puede afectar tanto al cerebro como a la médula espinal. Su localización en la médula espinal, especialmente en la región torácica o cervical, puede provocar dolor de espalda persistente, que muchas veces se interpreta erróneamente como una contractura o tensión muscular.

Además del dolor, Boston Children's Hospital mencionó otros síntomas neurológicos que pueden experimentar los pacientes, como: 

  1. Náuseas matutinas
  2. Rigidez en el cuello
  3. Visión borrosa o doble
  4. Dificultades para tragar o hablar

Estos signos, aunque inespecíficos, deben ser motivo de consulta médica inmediata. 

¿Cómo se diagnostica este tipo de cáncer? 

El diagnóstico del glioma difuso comienza con una evaluación clínica detallada, seguida de estudios de imagen como la resonancia magnética (RM). En algunos casos, puede ser necesaria una biopsia para confirmar la presencia del tumor y determinar su tipo exacto. 

Es importante destacar que, debido a la ubicación del tumor, la cirugía puede ser riesgosa y no siempre es posible. En estos casos, se recurre a tratamientos como la radioterapia y, en algunos casos, a la quimioterapia, adaptados a las características específicas del paciente. 

¿Qué puede hacer para protegerse? 

Ante la presencia de dolor de espalda persistente acompañado de síntomas neurológicos, es fundamental buscar atención médica especializada. La detección temprana es sustancial para mejorar el pronóstico y aumentar las posibilidades de éxito en el tratamiento. 

Además, mantener un estilo de vida saludable, realizar ejercicios que fortalezcan la musculatura de la espalda y evitar posturas incorrectas puede ayudar a prevenir problemas musculoesqueléticos que, aunque menos graves, también afectan la calidad de vida. 


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