La plaza se mueve por las noches, y revela sus secretos al alba

- SOCIEDAD

La plaza se mueve por las noches, y revela sus secretos al alba
La plaza se mueve por las noches, y revela sus secretos al alba

Vivencias cotidianas que dan color y sentido a nuestros días.

Siempre fui un ente matinal, aunque debo confesar que hubo dos fragmentos en mi vida en las que utilice sobradamente la noche por alguna razón. La primera vez la inicié en mi adolescencia, cuando disfrutaba con enorme placer, leer varias horas hasta que mi padre me obligaba a apagar la luz para dormir. La segunda ocurrió ya de grande, cuando bajo los efectos de alguna ‘bebida espirituosa’, prolongaba tertulias hasta el amanecer.

De cualquier manera, ninguna de las dos razones esgrimidas tiene que ver con la contemplación meticulosa y atrapante, de lo que fluye después de medianoche hasta la alborada. Y especialmente, de todo lo que ocurre en la plaza central de mi pueblo a esas horas.

Ahora en mi adultez, suelo caminar a la vuelta de la plaza antes que esclarezca. Y mientras transito a paso firme, repetitivamente pienso en los millones de besos nocturnos que entrarían en un imaginario inventario de la plaza. En esas fantasías, me juzgaba un romanticón haciéndome el ‘Sandro de América’, y diciéndole a mi compañera de ocasión: “tengo un beso encadenado entre mis labios, y la llave de ese beso está en tu boca”.
Aunque en honor a mi franqueza, casi de inmediato desechaba la idea por considerarla demasiado presuntuosa, cursi. Entonces… ¿Qué será lo que se ve en la plaza en las noches de los Centennials? Plata, celulares, billeteras llenas y vacías, peines, abrigos, bebidas varias, tanguitas o hasta preservativos usados. Rápidamente especulé que era inútil seguir conjeturando sin sentido, entonces decidí agarrar el ‘toro por las astas’, y me fui a entrevistar a la persona encargada de cuidar y limpiar la plaza desde las 4 hasta las 11. Esas 6 o 7 horas diarias, de lunes a viernes, convertía al placero en la fuente justa para desentrañar mi enigma.

Miguel Ángel ‘Micky’ Sayago (50), está casado hace 26 años con Rosario Fara, pero por esas circunstancias de la vida no pudieron tener hijos.

Nativo de Joaquín V. González, empezó a trabajar en el municipio local desde el 2003. Y en el sector de la plaza, desde el 2006.

¿Cómo es el perfil de quienes trasnochan en la plaza del pueblo?

Por lo general son chicos jóvenes que quieren darle continuidad al parrandeo de la noche anterior. Hay que decir que se ve de todo, hasta algunas rencillas por efecto del alcohol. Pero nada pasa a mayores, o por lo menos, nada que se pueda contar ja, ja, ja. Una vez recuerdo que unas chicas estaban tomando tereré, ya que era una noche muy calurosa de verano. Una vez que se fueron, aparecieron unos muchachos que descubrieron que las jovencitas habían dejado abundante hielo. Sin pensarlo mucho, dos de los changos fueron por alguito fuerte pa’ tomar, y de paso no desperdiciaron el agua congelada de la botella.

¿Qué es lo que un placero encuentra en la madrugada de JVG?

Ahora muy poco. La gente está muy cuidadosa con sus cosas. Inmediatamente después de olvidarse algo, regresan para recuperarlo. Hasta hace pocos años, la cosa era diferente. Perdían  teléfonos celulares, dinero, alguna que otra cadenita de plata u oro. Aunque también hay personas bastantes cochinas, que dejan preservativos usados o despistadas, que se olvidan hasta sus documentos personales. Antes, cuando tenía agua la fuente, la gente tiraba monedas. Al rato venían los chicos lustrines y se metían a sacarlas. Ahora ni agua tiene la fuente, así que ya no tiran nada.

¿En lo económico, qué fue lo más costoso que hallaste?

Lo más caro que encontré fue un teléfono. En una noche que hacía mucho frío, vi que brillaba algo debajo del tobogán y era un lindo teléfono. Miré a los costados y no había nadie. Fue una jornada laboral emocionante, por decirlo de algún modo.

 ¿Sentís que es insalubre tu labor de mantenimiento y limpieza de la plaza?

No. Pero si hay una parte fea que es la que vivo todos los lunes, cuando tengo que limpiar todo lo que la gente ensució el fin de semana. Trabajo de lunes a viernes, entro a las 4 y media hasta las 11. Soy el primero en llegar a la plaza y después vienen los otros chicos a las 8.

Siempre te veo rodeados de perros ¿Son tus custodios?

Sí, pero lo más curioso es que yo no tengo perros. Los 4 o 5 que andan conmigo son de la plaza. Me quieren y cuidan porque yo les traigo comida.

¿Cómo te definirías como persona?

Soy un tipo tranquilo a quien le gusta escuchar música, y siempre vengo con los auriculares a trabajar. Por las noches me duermo como a las 11 y me levanto a las 4. Desayuno unos mates y vengo para la plaza. Tengo 3 hermanos a los cuales quiero mucho. Adriana, que es la mayor y fue tu compañera de escuela,  y Claudia que está en New Jersey y que sé que actualmente a vos te une una gran amistad a la distancia. Y después viene Beto que es el más chico de todos, y que vive en Salta. Omar, te agradezco de corazón por esta nota, que hace que la gente sencilla, tenga por un momento la posibilidad de contar sus cosas. Dejame agradecer a Dios y la Virgen por conservar todavía a mis dos viejos viviendo.

En definitiva, soy un hombre dichoso, porque soy inmensamente feliz con lo que tengo.

Escrito por Omar Adib Dantur

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