Elevamos nuestras oraciones por el alma del Papa Francisco en este momento de duelo, que procuramos transitar con esperanza, como el propio Santo Padre nos enseñó:
“La esperanza es una virtud arriesgada. No es una ilusión. Es una virtud que nunca decepciona: si esperas, nunca serás decepcionado. La esperanza no es un optimismo pasivo sino, por el contrario, es combativa, con la tenacidad de quienes van hacia un destino seguro”.
Elevamos nuestras súplicas a Dios, confiados en la promesa de la vida eterna, y pedimos a la Virgen María que interceda por él. Que su legado siga iluminando nuestra misión de servicio a la sociedad a través de la educación y la formación integral de las personas.
Con gratitud por su vida y su pontificado, invitamos a toda nuestra comunidad universitaria a unirse en oración por su eterno descanso y por la Iglesia en esta etapa de transición.
Que el Señor lo reciba en su Reino y que su ejemplo siga inspirando nuestro caminar.