LA LLAVE ES LA PAZ INTERIOR

- REGIONALES

 LA LLAVE ES LA PAZ INTERIOR
LA LLAVE ES LA PAZ INTERIOR

Rosa es la representación íntegra de resiliencia. Los amargos acontecimientos que soportó de niña y después de jovencita, la marcaron a fuego. Sin embargo, y lejos de amedrentarse ante tantas adversidades, supo fortalecer su capacidad para adaptarse y superar situaciones difíciles y adversas de la vida


Ella afrontó los problemas con entereza y una actitud optimista, aprendiendo de la experiencia para crecer y mantenerse íntegra, en lugar de sucumbir ante las dificultades. El paso de los años fue forjando en su interior la necesidad de liberar ese dolor atragantado. Y lo hizo a través de una poesía. Debo decir, en honor a la verdad, que apenas empecé a leerla advertí la enorme valentía de esta mujer, para compartir tan pesarosa y sombría prueba que la vida le dio. Rosa, días pasados me comentaste que una circunstancia intima te puso en duda, en cuanto a revelar públicamente algo tan personal. Con relación a eso te diré que para validar nuestras emociones, es menester reconocer y aceptar nuestros sentimientos sin juzgarlos. El dolor y el enojo son emociones naturales que son parte de la tarea de sanar.

Alma indómita, de niña a mujer...

En la sala fría donde la vida pendía,
a los doce, el dolor fue cruel tormenta.
Un secreto guardé en mi alma herida,
por miedo a la furia que podía desatar tormenta.

Un padre violento, puños y gritos,
un padrastro verdugo, alcohol y temor.
Intervengo al amor, con defensa y heridas,
marca en el rostro, dolor emisor.

El abandono volvió en forma descarnada,
un novio que se fue, dejando vacío.
Perdí aquel sueño, pequeña esperanza,
y con él, la creencia en un nido frío.

Intenté amar, formar familia,
pero el rechazo silencioso me encontró.
Una caída, muñeca rota, heridas tardías,
palabras que hieren, abandono sin voz.

El último vestigio de confianza rota,
usaron mi bondad para traicionar.
Mentiras, engaños, verdad a medias,
me dejaron sola pero firme sin cesar.

Violencias múltiples, me quisieron quebrar,
pero flores crecieron en mi pecho en paz.
Me superé, luché, me hice profesional,
y en la esperanza firme vuelvo a confiar.

Miro adelante con fuerza y fe,
aunque el camino fue duro y cruel.
Sueño con familia, amor sincero,
porque el corazón valiente siempre es guerrero.

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