Pero sinceramente, en mi caso en particular, siempre he sido un tipo de estar cuando más se lo necesita, y no porque sea un individuo prodigioso, para nada. Lo que creo (y quiero que esto se entienda bien porque no se trata de falsa modestia), es que ser así solo tiene que ver con mi naturaleza. Alguna vez la señora Nora Zenteno me definió como un “facilitador”, y creo que de alguna manera debo ser así. Yo solo ansío ser apenas un microscópico pixel de una linda fotografía.
Pero también existe dentro de mí, esa naturaleza que me hace discutir de manera irascible, aquellos temas en los que creo que me asiste la razón, pero eso no está bueno. Sin embargo, aprendí a través de los golpes, el dolor y la experiencia, que es mucho más fructífero en la vida, encontrar tranquilidad que perseguir la exactitud como resultado. En los seres humanos, el paso del tiempo debería (aunque más no sea), servir como fuente de entendimiento para no volver a pasar por aquellas acciones que nos hicieron daño, o lastimaron a alguien que no lo merecía.
Lamentablemente, conozco a muchos que en vez de aprender a corregirse con los años, involucionan de manera pavorosa. Sufren detrastorno de personalidad narcisista, sobreestiman sus capacidades y exageran sus logros. Creen que son mejores que los demás, únicos o especiales. Cuando sobreestiman su propia valía y sus logros, a menudo también subestiman la valía y los logros de los demás, y eso no está bueno. Lastiman los actos de la gente mala, pero más duele la indiferencia de la gente buena.
Y en esa circunstancia, el AMOR aparece como la principal herramienta para lograr claridad, paz y complacencia interior.
Martin Luther King decía: “La oscuridad no puede expulsar a la oscuridad. Solo la luz puede hacer eso. El odio no puede expulsar al odio, solo el amor puede lograrlo”.
