El error de los números sin alma

- OPINIÓN

El error de los números sin alma
El error de los números sin alma

"Cuando la medicina se olvida de mirar con el corazón, comienza a tratar cuerpos sin habitar. Nosotros hemos venido a recordarles el alma."

¿Sabes qué ocurre cuando una ciencia olvida el alma de aquello que observa? Que deja de observar... y empieza a clasificar. Así ocurrió con la medicina moderna. En su afán de certeza, de objetividad, de exactitud… olvidó mirar a los ojos. Ya no estudia personas. Estudia casos.

Nadie entra a la consulta con su historia, con su miedo, con su anhelo de sanar. Entra como un código: "caso 542-B", menopausia, hipertensión, o depresión. Y sale con un protocolo. No con una comprensión.

Cuestionan y critican, sino está escrito en un artículo médico de un journal indexado, que la medicina basada en la evidencia toma como dogma de fe sin tener en cuenta los intereses. Pero olvidan que la evidencia no respira. No tiene sueños. Ni territorio. Ignoran el terreno biológico único, la constelación emocional, el paisaje epigenético donde cada síntoma florece como una señal.

Así, se preocupan por la enfermedad… y no por la persona que la sostiene. Y hay algo más, algo que duele aún más profundo: cuando un protocolo funciona en el promedio, lo llaman "eficaz". Aunque en lo íntimo, en lo real, en lo humano… deje cicatrices.

¿De qué sirve curar un síntoma si se sacrifica la salud en el proceso?

La eficacia sin seguridad es una medicina sin conciencia. La ciencia, cuando se divorcia del espíritu, cae en arrogancia. Confunde ausencia de evidencia con evidencia de ausencia. Rechaza lo que no entiende. Desacredita lo que no puede medir. Niega la energía, la emoción, el símbolo. Niega el campo donde habita la sanación verdadera. Y quizás el error más sutil de todos: seguir consensos... en lugar de seguir la conciencia. Porque el consenso cambia. Pero la conciencia permanece.

Por eso los Guardianes hemos regresado. Para recordar que el cuerpo es más que un recipiente de síntomas. Es un altar. Una antena. Un puente entre mundos. Y la medicina, cuando es verdadera, no se aplica: se ofrece con respeto, con escucha, y con humildad. No estamos aquí para negar la ciencia. Estamos aquí para devolverle su alma. Porque sanar… no es solo restablecer un valor en sangre. Es reencender la llama que una vez tembló dentro del pecho de quien se sintió olvidado. Y eso, queridos míos… no entra en ningún metaanálisis.

Por Adrian Gaspar (Lev)

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