Ya en el siglo XVII el filósofo inglés Thomas Hobbes en su obra El Leviatán (1651) utilizaba la frase: "El hombre es un lobo para el hombre" (en latín, homo homini lupus), para referirse a que el estado natural del hombre lo lleva a una lucha continua contra su prójimo. Nosotros lo citamos con frecuencia cuando hacemos referencia al origen individual, egoísta y violento del hombre.
Hobbes da por básico el egoísmo en el comportamiento humano, aunque la sociedad intenta corregir tal comportamiento favoreciendo la convivencia. Sin embargo, hoy atravesamos con mayor profundidad, largos años de desasosiego.
Consciente de este hecho concluyente, puedo asegurar sin temor a equivocarme, que son escasas las personas y situaciones que escapan a este infortunio. Y lo primero que emerge de ese mar de violencia y egoísmo, es la figura de mi MADRE. Pienso en la mía porque es simplemente lo más cercano que tengo. Pero a partir de ella pienso en todas las MADRES que comparten el mismo AMOR por sus hijos.
Una mujer ama a sus hijos desde el momento que sabe que están creciendo en su interior. Su AMOR empieza a crecer hasta que tiene unos valores incalculables. Este sentimiento incondicional de una madre por sus hijos, es indispensable para que la vida siga en nuestro planeta, sin él, no habría nada.
He aquí el motivo más precioso que la vida nos da para seguir creyendo, que la incompetencia de la raza humana se puede revertir, dándole sentido al AMOR y a todo aquello que del AMOR se desprende.
Por Omar Dantur