Como consecuencia de los cambios sociales de las últimas décadas destacan la insensibilidad, la falta de respeto, la ausencia de honestidad y la falta de justicia son tan evidentes que se puede hablar de una mutación social y cultural.
Si las casas se construyen con ladrillos, la sociedad se debe construir con valores, tales como la solidaridad, amor, humildad, respeto, etc. Nuestra sociedad actual se caracteriza por una ausencia de valores. La mentira, la corrupción, la violencia, el robo, son la realidad cotidiana. Los antivalores han invadido todos los sectores: familiar, social, político, económico, cultural, religioso. Esto genera confusión, desorientación y conductas nocivas. El sentimiento de vergüenza, honor y culpa, ha desaparecido. Recuperemos los valores para un mundo mejor.
Apego: experiencias que nos producen confort y placer, deseo de instalarnos en ellas y repetirlas, en su máximo exponente lleva a la posesión de personas y bienes materiales, siendo el caldo de cultivo de la avaricia, codicia, gula…
Aversión: experiencias que generan una actitud negativa y no existe el deseo de recordar o repetir, en su máximo exponente, odio, ira, celos, pereza, ante ello el ser humano estará dispuesto a hacer daño, destruir para acabar con el objeto, siendo hostil o violento.
Para suerte de la humanidad la confusión y desorientación, la pérdida de valores, se puede combatir con educación y ética. Según Aristóteles "la educación y los hábitos hacen al hombre bueno". Para Plutarco, "la educación juega un papel de suma importancia en la vida del hombre, naturaleza y educación deben conjugarse para hacer del hombre un ser perfecto y feliz"
Sólo a través de la experiencia y el sufrimiento podemos llegar al conocimiento y alcanzar el entendimiento. La empatía, el estudio, el aprendizaje dirigido con amor y claridad, el correcto pensamiento, la acción justa, la coherencia entre la palabra y la acción, son elementos necesarios para salir del error y la ignorancia.